Así, Raúl Gómez señala que “este intercambio cultural ha sido una experiencia muy enriquecedora”. Además destaca que aunque su trayectoria profesional y académica está relacionada con el patrimonio cultural “la convivencia y el trabajo conjunto con los otros participantes me ha permitido conocer de cerca cómo se entiende la gastronomía en otros países y cómo se integra como parte de su patrimonio”. 

Por su parte, María del Mar Rubio, graduada en Derecho, apunta que “ha sido una verdadera suerte poder participar en talleres de preservación del patrimonio inmaterial, con especial énfasis en la sostenibilidad a través de la gastronomía, el debate y el reciclaje”. Asimismo, pone de relieve que “el vínculo creado con cada uno de los jóvenes provenientes de Macedonia del Norte, Italia, Eslovenia y España, es inigualable, todo ello en un entorno idílico y con una gente digna de admirar. Si he de quedarme con uno de los muchos aprendizajes de esa semana, es sin duda, que la cooperación internacional también crea un impacto positivo a pequeña escala” y concluye que “proyectos como este son indispensables para construir una sociedad donde la discriminación y el miedo hacia lo diferente, sean lo que se quede atrás”.

De la misma forma, Vera León, egresada en Psicología, pone de manifiesto también esta doble perspectiva como un gran aprendizaje señalando que “durante este intercambio cultural y gastronómico, he tenido la oportunidad de conocer no solo el patrimonio de países desconocidos para mí, sino también a personas increíbles e interesantes que me han ayudado a descubrir de primera mano esas realidades culturales. El aprendizaje que me llevo es tanto a nivel gastronómico como personal, incluyendo sobre todo el respeto a otras formas de vivir y entender la vida”.

Por otro lado, Alejandro Pérez, graduado en Historia, resume que “en pocas palabras, ha sido una experiencia maravillosa y muy completa donde los talleres de gastronomía me han permitido conocer una dimensión desconocida desde el punto de vista patrimonial. Salgo encantado porque el intercambio de ideas entre participantes ha reforzado mi pensamiento en cuanto a nuevos enfoques. Lo repetiría sin dudar.”

Por último, María Muñoz, egresada en Bellas Artes, finalmente subraya que “durante mi participación en el proyecto pude explorar las tradiciones culinarias locales llenas de historias fascinantes mientras reflexionábamos sobre acciones sostenibles para cuidar el mundo en el que vivimos. Conocí compañeros increíbles de distintos países de Europa con quienes compartí aprendizajes y experiencias inolvidables. Sin duda, fue una de las mejores experiencias de mi vida, que me enriqueció tanto a nivel personal como profesional.”

En definitiva, los proyectos Erasmus +, sobre todo los intercambios para jóvenes, además de abordar temáticas fascinantes, generan vínculos de amistad duraderos que transcienden más allá del proyecto.